Es muy complicado discernir adecuadamente el porqué ciertos caminos hacen tan extraños compañeros de viaje, que hacen que se tenga que cabalgar constantemente contradicciones que en otras situaciones tendrían que ser inasumibles.
En la década de los 70 y los 80 tiene lugar el resurgimiento de unas teorías económicas que tienen su base fundamental en el libre mercado, en las privatizaciones y las desregulaciones, con el fin de reducir al estado a su mínima expresión, nos estamos refiriendo al neoliberalismo. Milton Friedman y sus Chicagos Boys comienzan sus experimentos, incluida la doctrina del shock, en la dictadura chilena de Pinochet, a la que posteriormente se sumarian democracias tan consolidadas como la Inglaterra de Margaret Thatcher o el propio Estados Unidos de Ronal Reagan. Esta forma de ver la economía se llegó a implantar de una manera tan generalizada en occidente, que las anteriores teorías keynesianas pasaron a un oscuro segundo término y los sacrosantos mercados, se apoderaron de todo el ecosistema financiero, administrativo y gubernamental, alcanzando su grado máximo con las famosas políticas de recortes y austericidios económicos que imperaron en Europa durante una buena parte del siglo pasado y la mayor parte de lo que va del actual.
En España esta corriente no pasó desapercibida e influyo notablemente en el felipismo tardío y en toda la época aznarista, que culminaría con las más importantes empresas públicas de nuestro país privatizadas sin contemplaciones, incluyendo la joya de la corona, que era Endesa, que, por arte de la geopolítica internacional y la mala gestión de nuestros gobernantes, pasa del estar en manos del estado español a quedar en manos del estado italiano. Porque a pesar de que el neoliberalismo se impone en todos los países hubo algunos que antepusieron los intereses nacionales por delante de modas en la teoría económica. De esta forma Eón en Alemania, EDF en Francia y Enel en Italia siguieron estando controladas por sus respectivos gobiernos nacionales. De aquel festín privatizador tan solo se salvó una empresa en los sectores estratégicos del país y que fue Red Eléctrica de España, que con el 20% del accionariado en manos de la SEPI y una política restrictiva en cuanto a los titulares de las acciones, hacen que esta empresa esté controlada completamente por el gobierno de turno.
Una de las máximas que abrazan todos los seguidores de esta corriente económica es la de poner en tela de juicio el Cambio Climático Antropogénico y lo hacen por una cuestión de fondo principalmente, porque si es verdad que este Cambio Climático existe, tienen el grave problema de que el sacrosanto mercado no es capaz de darle respuesta, sino en cambio, esta respuesta solo puede proceder desde un ente gubernamental fuerte y dotado de músculo económico, que anteponga el interés de la ciudadanía al interés de dicho mercado.
En este contexto es en el que se desarrolla y aprueba la DIRECTIVA (UE) 2019/944 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 5 de junio de 2019 sobre normas comunes para el mercado interior de la electricidad y por la que se modifica la Directiva 2012/27/UEy que mediante una frase lapidaria en su artículo 5 hace toda una declaración de intenciones: “Los suministradores podrán determinar libremente el precio al que suministran electricidad a los clientes. Los Estados miembros adoptarán las medidas adecuadas para garantizar una competencia efectiva entre suministradores”.
Pues bien, con el tema del Salto de Chira se da la circunstancia, que sus detractores, que dicen defender el medio ambiente y luchar contra el cambio climático, abrazaron esta directiva neoliberal como la piedra de salvación definitiva sobre su cruzada ideológica en contra de la central de bombeo, no dándose cuenta de que aún si le hubieran dado la razón, no hubiesen parado la construcción de la central sino que simplemente hubiese pasado a otras manos, posiblemente a manos de Endesa y entonces, en vez de tener una obra crucial en manos del gobierno español, hubiese quedado en manos del gobierno italiano.
Es una lastima que a veces los árboles impidan ver el bosque y este colectivo no cae en la cuenta en que la decisión de la Comisión en favor de que el Salto de Chira pueda ser explotado por REE, es el reconocimiento tácito de que hay ocasiones en que los mercados no pueden asumir las soluciones necesarias para todas las cuestiones y se hace necesario la existencia de un estado que ofrezca esa solución. El hecho de que el Salto de Chira sea gestionado por REE y que toda la cuestión de la retribución adicional del mercado eléctrico canario permanezca intacto, es poner en solfa estas teorías neoliberales tan dañinas, cuando son aplicadas inexorablemente y de una forma integrista, como se puede ver en la actual Argentina.
Hay dos cuestiones fundamentales que este colectivo no comprende. En primer lugar, no comprenden el funcionamiento de una central de bombeo puro sin aportaciones fluyentes, que, en su vertiente más simple, significa que si yo tengo una aportación de 800 MW de renovables y solo puedo utilizar 500 MW los otros 300 MW los tengo que tirar. En cambio, si yo tengo donde guardarlos para utilizarlos a posterioridad, puedo aprovechar los 800 MW. En segundo lugar, no entienden que REE no es una multinacional al uso y que por eso es fundamental que esta instalación esté en sus manos. Una multinacional al uso, por ejemplo, Endesa, solo buscaría el beneficio y por lo tanto iría a bombear en horas valle, más baratas y turbinar en horas pico, mas caras. Pero eso no es lo que se necesita para alcanzar la seguridad del suministro y la integración de fuentes renovables, se necesita bombear y turbinar cuando los valores eléctricos y no los financieros, lo exijan. Por tanto, volvemos a la misma cuestión, ¿Qué entidad pone los intereses generales por delante del mercado?, pues sencillamente una que este controlada por el estado y negar que REE es lo más parecido que existe en el sector eléctrico a una empresa estatal, es simplemente negar lo evidente.
Este colectivo se lo debería hacer mirar, porque a todas las instancias que ha recurrido con sus particulares teorías, ha recibido la misma respuesta y no parece muy lógico, que ayuntamientos, Cabildo, Gobierno de Canarias, Gobierno de España, Comunidad Económica Europea, jueces y demás, todos, esté equivocados. Si se nos permite el chascarrillo es como aquel que va en dirección prohibida y oye en la radio: “atención a un loco en dirección contraria” y nuestro protagonista grita: “uno no, miles…….., miles……..”.