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Decisión tomada

Recientemente hemos podido oír a la Presidenta de la Autoridad Portuaria referirse al proyecto que TOTISA pretende llevar a cabo en el Puerto de La Luz de la capital Gran Canaria, en la que expresa, que si bien lo que se está realizando en la actualidad es la continuación de la tramitación comenzada por los responsables anteriores y hasta que esta no termine no se puede pronunciar al respecto, si es cierto que el puerto necesita “generación eléctrica” para poder cubrir sus necesidades futuras, sin afectar al sistema eléctrico de Gran Canaria. Concretamente esas necesidades futuras que plantea las ha cifrado en 80 MW y van destinadas, fundamentalmente, a cubrir un ambicioso proyecto denominado “Cold Ironing”.

Para entender de lo que se está hablando, todos los barcos, aparte de la energía necesaria para mover sus motores, necesitan energía para otros servicios, que dependiendo de las dimensiones pueden ser: iluminación, refrigeración, depuración de aguas, sistemas de navegación, elementos generales de soporte de la vida a bordo y otros servicios. Pues bien, cuando un barco atraca, estos servicios deben de permanecer activos por lo que los generadores encargados de ellos deben de seguir funcionando y por tanto consumiendo combustible de origen fósil, lo que conlleva un alto grado de contaminación atmosférica y generación de ruidos que afectan muy negativamente tanto a los trabajadores del recinto como a poblaciones cercanas.

Lo que se pretende con el denominado “Cold Ironing” es que el buque se conecte a las instalaciones eléctricas del puerto para abastecer estos servicios generales y de esta manera pueda parar sus generadores, cesando por tanto la contaminación del aire y acústica, lo que redunda en la salud de las personas cercanas.

Lo primero que hay que decir es que esta cuestión es incipiente y por tanto ni las instalaciones eléctricas de los puertos están preparadas para soportar esta demanda, ni los barcos están diseñados para poder “enchufarse” al puerto. Así por ejemplo aparte de solventar la intendencia de la conexión física, que podrá ser a 400 voltios o hasta 20.000 voltios, dependiendo de la envergadura del navío, está la cuestión de que muchos barcos, funcionan a 60 hercios en vez de a los 50 que proporcionan nuestros sistemas eléctricos, por lo que se necesitan, costosas y voluminosas instalaciones de electrónica de potencia para solventar esta cuestión.

Una vez dicho esto, no deja de llamar la atención que la señora presidenta diga que no hay decisión tomada pero que el puerto necesita “generación“ eléctrica, dando por sentado que hay que montar, si o si, una central eléctrica en el recinto portuario, para no afectar al sistema eléctrico de Gran Canaria. Esto sería así, si Totisa, montara todo un sistema aislado en el recinto del puerto, pero como bien especifica su proyecto, esta empresa monta su central y la conecta a una subestación, Muelle Grande, perteneciente a REE y por tanto al sistema eléctrico de Gran Canaria. Si bien es cierto que teniendo una central eléctrica cercana las exigencias de la infraestructura de transporte podrían ser menores, no deja de ser cierto que se desconoce que cuando se diseña una infraestructura de este calibre, siempre tiene que ser redundante y por tanto, si la central de Totisa fallara, se debería poder alimentar de otra parte.

A nuestra modesta forma de entender la Autoridad Portuaria debería manifestar que necesita una potencia eléctrica de 80 MW, independientemente de como se le facilite. Evidentemente, aumentar las necesidades del sistema en casi un 16% significa una inversión importante en las infraestructuras que alimentan al puerto, pero no de más calado técnico que la remodelación que las infraestructuras eléctricas del recinto portuario que tiene que llevar a cabo.

En todo este tema existe una contradicción insalvable que dice muy poco de aquellos que argumentan a favor de la solución de Totisa. Se quiere eliminar la contaminación que producen los barcos, montando una central térmica de combustibles fósiles que produce tanta o más contaminación que la que se quiere eliminar, porque no olvidemos, que al estar conectada al sistema y ser grupos nuevos, pequeños, con bajo mínimo técnico y de respuesta rápida, el operador del sistema los va a tener permanentemente en funcionamiento, más allá del volumen de barcos que estén atracados en los muelles. Esto significa que las cuatro chimeneas de 25 metros van a estar soltando emisiones constantemente, a parte del ruido del funcionamiento y las posibles vibraciones en las cercanías.

En definitiva, aunque diga lo contario, nos tememos que la Autoridad Portuaria ya tiene su decisión tomada y solo está esperando el momento oportuno para publicitarla, aunque esta decisión sea en contra, de la población de Las Palmas de Gran Canaria, de la isla en su conjunto y de la lucha contra el Cambio Climático.

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